Plaza Venezuela

miércoles, 22 de junio de 2011

Caracas da pena


HUMBERTO JAIMES QUERO | EL UNIVERSAL
domingo 19 de junio de 2011


El caos visual y la destrucción de las obras de arte refuerzan su progresivo deterioro

El mantenimiento de obras de arte exhibidas en los espacios públicos de la ciudad es una tarea necesaria porque permite afianzar valores estéticos que nutren el espíritu colectivo. Sin embargo, en el caso de Caracas es una labor amenazada por fuerzas oscuras que están convirtiendo a la capital en una urbe repugnante.

Quien se pasea por las riberas del río Guaire, en Las Mercedes, puede constatar los vestigios apenas perceptibles de una antigua creación de Cruz Diez, sepultados hoy entre restos de basura, aguas negras, sedimentos de arena y un penetrante olor fétido.

Un panorama similar, aunque menos drástico, se percibe al asistir al Teatro Teresa Carreño, en cuyo techo sobrevive una célebre invención de Jesús Soto ya deteriorada y convertida en el mero recuerdo de unos tiempos pasados que seguramente fueron mejores. Mientras que la estatua dedicada a Cristóbal Colón, en el paseo que lleva el apellido del navegante, es una auténtica vergüenza; decapitada, tapizada con pintas de toda especie, parece un homenaje a la barbarie, a ese fantasma que persigue a la ciudad. ¿Qué sentido tiene seguir exhibiendo ese esperpento?; ¿no sería mejor retirarlo o sustituirlo por otra obra?

No estamos ante un problema de recursos económicos, porque los ingresos petroleros han sido más que suficientes para haber mantenido a la ciudad en condiciones óptimas de limpieza, seguridad y haber garantizado que las obras de arte no fueran ultrajadas, sometidas al vandalismo y otras calamidades. Estamos ante un problema de mayor complejidad que tiene que ver con la mentalidad de las autoridades y un buen sector de la población.

En efecto, en gran parte de los espacios públicos de Caracas existe la terrible sensación de que no hay autoridad ni orden legal, ni una mínima consideración respecto a todo aquello que posee valor artístico e histórico y nutre nuestra empatía con la urbe. El principio que prevalece es que cualquier pueda hacer lo que se le viene en gana, desde dejar sus heces fecales hasta arrojar restos de comida, licor, lubricantes, vómito y un largo etcétera. Esto no es nuevo, pero se ha profundizado en los últimos tiempos.

La situación ha llegado a tal extremo que caminar por algunas partes de la ciudad se ha hecho insoportable, no sólo debido a los olores de excremento, basura y sustancias putrefactas que desbordan los espacios, sino a la presencia de un irracional mosaico de murales, graffiti, propaganda política y otras expresiones que no obedecen a un sentido estético estudiado, que se deterioran con el tiempo y finalmente dan una sensación de caos visual. En este tipo de contexto, cualquier obra de arte pierde significación. Es como si no existiera.

Para mostrar obras de arte en los espacios públicos se requieren no solamente dólares, sino estimular una cultura de apreciación estética, así como una férrea noción de autoridad y orden público. Pero ello está bastante lejos de lograrse en la actualidad, porque hay gobiernos municipales e instituciones oficiales que no tienen un verdadero interés en rescatar una urbe deteriorada, sino que hacen todo lo contrario: atiborran la ciudad de propaganda política, murales de baja calidad, así como rostros y lemas que no producen ningún efecto estético benefactor. Lo más paradójico es que de estas mismas instituciones a veces invierten fortunas para "rescatar la ciudad" a través de la limpieza y pintura de fachadas. Tal ambigüedad es típica de un país sin brújula, cuyo Estado no sabe dónde está parado ni hacia dónde va.

Quito, Bogotá, Santiago de Chile y otras ciudades de la región avanzan favorablemente en materia de ornato público, en medio de adversidades y sin la fortuna petrolera venezolana. Lo mismo atañe a Varsovia, Praga, ciudades que unos años atrás soportaron el poder destructivo de la guerra y hoy, con modestos recursos, han alcanzado importantes logros. Por eso miles de turistas las visitan todos los años, se sienten a gusto apreciando creaciones artísticas instaladas en espacios públicos atractivos y bien conservados, que no hieden ni espantan por su fealdad.

Duele decirlo pero es la verdad. En el concierto mundial de las grandes ciudades, Caracas da pena.

humjaro@yahoo.com

http://opinion.eluniversal.com/2011/06/19/caracas-da-pena.shtml

Árbol caído impide el tránsito en la Alta Florida

Hace días atrás señalamos que la falta de servicio fitosanitario a los árboles de nuestra querida Parroquia El Recreo ponen en riesgo la vida de los vecinos y transeutes y sus bienes.

El día que se realizó el saneamiento de la Plaza Juan Pablo II de la Urb. El Bosque, sin que soplara brisa alguna, sin que se tocara el árbol por nadie, se vino abajo un enorme ramal de una gigantesca mata de caucho que por muy poco desgracia la vida de alguna de las personas que estaban realizando el importante trabajo comunitario.

Las autoridades del Dtto Capital y del Municipio Libertador deben abocarse a realizar un trabajo serio en este sentido, no solo en El Recreo, sino en toda Caracas. La vida de gran número de personas está corriendo enormes riesgos, al igual que nuestros bienes.

http://www.lapatilla.com

Luego de una fuerte lluvia que cayó durante la madrugada de este domingo en Caracas, un árbol se desplomó en la urbanización Alta Florida, 1era avenida, El Casquillo.

El árbol cayó justo encima de una carro marca Mitsubish, sin embargo no ocasionó más daños. Los vecinos de la zona esperan a que las autoridades lleguen hasta el lugar para poder restablecer el paso vehicular por dicha vía.







http://www.lapatilla.com/site/2011/06/19/arbol-caido-interrumpe-el-paso-en-la-alta-florida/

Inseguridad en la Parroquia El Recreo

Inseguridad en la Parroquia El Recreo