10/05/2011
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Petra María Rojas, "Rubí" y "La Dominicana" murieron a cuchilladas y fueron víctimas de crímenes de odio, un tipo de delito que implica el ataque a una persona por pertenecer a un determinado grupo social
Por: Gisela Kozak Rovero
Asesinaron en Margarita a Petra María Rojas (El sol de Margarita, 24–4.11).
“Rubí” (18) y “La Dominicana” (¿Samanta?) (39), cuyos nombres entrecomillados no van acompañados de su apellido, encontraron el fin de sus vidas en la Av. Libertador, Caracas (El Universal, 2–5–11).
¿Qué tienen en común?
Murieron a cuchilladas y fueron víctimas de crímenes de odio, un tipo de delito que implica el ataque a una persona por pertenecer a un determinado grupo social en razón de su edad, raza, género, identidad de género, religión, etnia, nacionalidad, afiliación política, discapacidad u orientación sexual.
Petra María cumplía dos de estas condiciones: era mujer y lesbiana. Rubí y La Dominicana cumplían otra: eran transexuales (individuo nacido varón que asume una identidad femenina y se somete a diversos procedimientos médicos para ello).
Petra y su pareja fueron abordadas por un hombre que solicitó un cigarrillo. Al serle negado comenzó una discusión, la pareja de la víctima se defendió con una botella sin golpear al victimario y éste huyó para luego regresar a vengarse.
¿De qué se vengó este hombre? ¿Del desaire a su condición de fumador? ¿De las cuatro groserías que a lo mejor le dijeron? Claro, como él es un macho, no tuvo más remedio que poner orden porque a él ninguna MUJER lo jode. Y cachapera “mal c...”, ¡menos!
¿Alcohol y drogas? Probablemente. Pero, ¿vale la pena ir a la cárcel por un cigarrillo o una grosería por muy borracho o drogado que se esté? No, a menos que el odio a una condición considerada repugnante provea de la fuerza suficiente para, con premeditación, buscar un cuchillo y regresar a agredir a las “asquerosas”.
“Rubí” y “La Dominicana” recibieron el ataque de cuatro sujetos, según testigos citados en el comunicado de la ONG Venezuela Diversa. La dinámica es semejante. ¿Qué hacen dos “transfor” en la calle, renegando de la sacrosanta condición masculina con la que nacieron?
Cuatro varones “de verdad, verdad” en sana ley decidieron poner fin a semejante escándalo público. Esa avenida Libertador está podrida de transformistas que sólo traen drogas, prostitución, desorden y antisociales. Pura profilaxis social.
Hay que proteger la integridad de la familia, la seguridad y los bienes de los ciudadanos, la mente inocente de los niños; para tal fin, se comete un asesinato. Es decir, la condición despreciable justifica el ir contra la ley.
Crímenes de odio: si me desagradas, te mato. Algunos dirán: “se lo merecen, se lo buscaron, quién las manda, enfermas mentales”.
Por supuesto, en Venezuela los crímenes de odio no son preocupación ni están tipificados en ningún código porque a nadie le importa el tema en un país en el que cualquier malandro le mete un tiro a quien le dé la gana y no pasa nada.
La Red de Lesbianas, Gais, Transexuales y bisexuales de Venezuela tiene que seguir luchando a pesar de todos los obstáculos y que de que el país esté en uno de los peores momentos de su historia contemporánea.
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